Este verano podríamos resumir gran parte de las noticias en «Europa Arde». Olas de calor asfixiantes. A los pocos días de terminar una venía otra. Y con ellas los incendios. Centenares de miles de hectáreas han ardido en nuestro país repartidas por todos los puntos de su geografía.
El cambio climático está provocando que eventos como las olas de calor sean más frecuentes, más extremos y afecten a áreas mayores. Por eso, también hay cada vez más incendios y peores.
Pero esto no se debe sólo a que haga más calor, además influyen la aridez del suelo y la sequía, factores que también agravan los cambios en el clima de nuestro planeta.
Como una imagen vale más que mil palabras, estas son las zonas quemadas en Europa este verano.
Fuente: Sistema de Información Europea de Fuegos Forestales (EFFIS).
Si nos fijamos en los incendios en España, las estadísticas de este año son horribles.
Fuente: https://effis.jrc.ec.europa.eu/apps/effis.statistics/estimates (EFFIS)
En el gráfico, podemos ver representado por las barras rojas el número de hectáreas quemadas cada año desde 2008. En 2022, rozamos las 300.000 hectáreas.
La línea azul representa el número de incendios, de los que este año hemos tenido 411, el mayor número desde los registros de 2008.
Y eso no es todo, si nos fijamos en las temperaturas del Mediterráneo, está más caliente de lo normal. En este mapa se indican las temperaturas para esta semana, y están entre 0.5 y 3 grados por encima de lo habitual.
Fuente: EFFIS
Volvamos a los incendios.
Los incendios tienen un origen multifactorial, es decir, se pueden originar por distintas causas, ya sean naturales o provocadas o favorecidas por nosotros, los humanos. Desde un rayo que cae en una tormenta, un cristal que hace efecto lupa, la chispa de una segadora contra una piedra, una colilla que se tira desde un coche, una barbacoa….
Y que ese incendio sea más o menos agresivo, también depende de muchos factores: la ausencia de lluvias, lo seco que esté el suelo y la vegetación, que haya material combustible o biomasa que avive el fuego (hojas, matorrales…), el viento, las características del terreno…
Pero de lo que quiero hablaros hoy, ahora que la «época de incendios» empieza a terminarse (porque todavía hay incendios activos en nuestro país) es…
¿Qué pasa en un ecosistema después de un incendio?
Pues las consecuencias varían de un sitio a otro según la intensidad del fuego, su duración, las características de la zona (vegetación, clima, tipo de suelo) etc.
La fauna y la vegetación son los primeros afectados, pero no los únicos. El agua y el aire se contaminan, el suelo se destruye, y nuestra salud también se ve perjudicada.
Pero vamos por partes.
Los animales que no pueden huir mueren quemados o asfixiados. Por ejemplo, polluelos que aún no saben volar o animales pequeños que no tienen tiempo de escapar de las llamas o el humo. Sobre todo, aquellos que viven en el suelo como reptiles (lagartos, culebras…), o invertebrados como caracoles, insectos, lombrices….
Estos animales más pequeños son la base de la cadena trófica, es decir, son comida para animales mayores, que ven como su fuente de alimento desaparece. Además, esos animales que en un primer momento se salvaron porque pudieron huir (por ejemplo las aves o mamíferos), no sólo pierden su comida, también ven cómo se destruye su hábitat, su casa. Madrigueras, nidos…. Todo se pierde.
En cuanto a las plantas, las primeras en brotar son la hierba y aquellas con más resistencia al fuego que, además de no tener competidores por los recursos, se aprovechan de que el suelo ahora es más fértil. Esto ocurre porque ahora el suelo está cargado de materia orgánica de animales y plantas que han muerto, llenándolo de nutrientes. Después aparecerán las especies de plantas locales, las que vivían en esa zona.
Pero los seres vivos que forman los bosques no sólo son animales y plantas. También están los hongos y microorganismos como las bacterias, que también mueren. Estos «bichejos» pueden no parecer importantes, pero son los que mantienen los ciclos de los nutrientes en el suelo, de los que luego se alimentarán el resto de seres vivos.
En consecuencia, se pierde mucha biodiversidad que se verá afectada en los meses y años posteriores al incendio, sobre todo si vuelven a arder las mismas zonas en años posteriores.
Hablando de suelo, éste pierde su permeabilidad, su capacidad de dejar que entre agua en él y por tanto pierde humedad. Se seca. Además, con las lluvias se pierde suelo, ya que este no tiene plantas que lo agarren, y el agua se lo lleva. Lo que se conoce como escorrentía.
Y esto no sólo es un problema para el suelo, si no también para el agua, ya que se lleva consigo parte del suelo y cenizas, con lo que se contamina. Además, el ecosistema donde se ha producido el incendio pierde agua, al haber perdido el suelo su capacidad de retener agua y no haber plantas que la atrapen.
Por su parte, el aire también se contamina. La atmósfera se carga de CO2 (dióxido de carbono) y otros gases (compuestos nitrogenados e hidrocarburos), partículas de carbón y cenizas.
Después de todo eso, en esta época del año aparecen las lluvias. Que además en determinadas zonas pueden convertirse en lluvias torrenciales…..
Ahora llega septiembre, y algunas zonas incluso ya han empezado a sufrir eventos meteorológicos como lluvias y granizadas intensas, algunas de ellas con consecuencias muy graves.
Como decíamos antes, los efectos negativos del cambio climático son más frecuentes y más dañinos que antes. Esto no sólo afecta al calor, si no también a eventos meteorológicos como las lluvias torrenciales, las tormentas…. que además provocan mayores problemas en zonas afectadas previamente por incendios, ya que, como os contaba antes, el suelo no puede atrapar el agua y se producen escorrentías o corrimientos de tierra.
El agua que no atrapa el suelo se lleva con ella cenizas y partículas de suelo contaminando otras zonas, etc.
Además, es normal en España, y por desgracia cada vez más, encontrarse con ríos secos. Ríos que a lo largo del año no suelen tener agua, pero que cuando llegan las tormentas y lluvias típicas del otoño vuelven a transportar agua y pueden llegar incluso a desbordarse.
Para terminar quiero contaros algo que, hasta hace un par de años yo tampoco sabía.
Limpiar estos ríos secos de matorrales, hierbas….. no sólo no previene que se inunden y se desborden, si no todo lo contrario. Como decíamos antes, al no haber plantas que retengan agua y agarren el suelo, es más fácil que ocurran inundaciones y escorrentías.
Referencias:
https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/downloads/report/IPCC_AR6_WGII_FullReport.pdf
https://joint-research-centre.ec.europa.eu/scientific-activities-z/fires_en
https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/downloads/report/IPCC_AR6_WGII_FullReport.pdf
https://effis.jrc.ec.europa.eu/about-effis/technical-background/rapid-damage-assessment
https://www.agenciasinc.es/Noticias/Convivir-con-el-fuego
https://effis.jrc.ec.europa.eu/apps/effis.statistics/estimates
https://www.proteccioncivil.es/catalogo/carpeta02/carpeta24/vademecum17/vdm010.htm#1009a
Imágenes:
https://pixabay.com/es/photos/extintor-de-incendios-3891361/
https://pixabay.com/es/photos/incendio-forestal-san-diego-la-jolla-396186/