Cuando los que nos dedicamos a hablar de ciencia os hablamos de temas como la salud o el clima, solemos utilizar palabros que no os explicamos y que necesitáis saber para poder entender lo que os queremos contar.
Uno de ellos es la famosa “evidencia científica”.
¿Qué significa eso?
La evidencia es información que nos ayuda a confirmar o no una idea. Son pruebas. Como en las películas de policías cuando encuentran casquillos de bala en la escena del crimen.
Y cuando hablamos de evidencia científica, esa información la hemos conseguido realizando numerosos experimentos que han sido revisados por distintas personas, es decir, utilizando el método científico.
¿Entonces, un sólo experimento no es evidencia científica?
No, es una prueba. Volviendo a las pelis de policías, el crimen no se resuelve sólo encontrando los casquillos de bala, necesitas juntar más información, más pistas. Pues con la ciencia pasa lo mismo.
Pero vamos por partes. Según la Real Academia Española de la Lengua, la famosa RAE, la ciencia es el “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente”.
Más fácil:
la ciencia es todo lo que sabemos gracias a fijarnos en cómo funcionan las cosas, razonar esa información siguiendo un orden y comprobarla con experimentos.
Esto último es importante y nos lleva al famoso método científico que mencionaba antes. A alguno os sonará del cole o del instituto.
Dependiendo de si queremos profundizar más o menos en él, vamos a encontrarnos con más o menos pasos, pero los fundamentales son:
-Observación.
-Recogida de datos.
-Hipótesis.
-Experimento.
-Análisis de los resultados.
-Conclusión.
Vamos a poner un ejemplo.
Queremos saber por qué se hunde una piedra grande si la echamos a un cubo de agua.
Primero observamos el proceso, que la piedra se hunde. Después recogemos información, por ejemplo, cuánto pesa la piedra, cuánta agua hay en el cubo, si el cubo es grande o pequeño. Todas estas cosas que podemos apuntar son las variables.
Ahora vamos a plantear nuestra hipótesis, lo que creemos que puede estar pasando “la piedra se hunde por que pesa mucho», por ejemplo.
Llega el momento de hacer un experimento: vamos a coger dos piedras, una grande y una pequeña. A ver cuál de las dos se hunde. Según nuestra hipótesis, la piedra grande se va a hundir porque pesa mucho. Ponemos las dos piedras en un cubo con agua y las soltamos. Ese es nuestro experimento.
¿Qué ha pasado? Esta es la siguiente parte del método científico, analizar qué ha pasado y recoger esos datos. «Se han hundido las dos, en el mismo cubo, con la misma cantidad de agua».
Conclusión, todas las piedras se hunden pesen mucho o pesen poco.
Y… ¿aquí se acaba la cosa? ¿Podemos decir que todas las piedras se hunden siempre?
No.
Y es que con un sólo experimento no basta. Para empezar alguien más tiene que revisar que has hecho el experimento bien y ser capaz de repetirlo. Esto se llama reproducibilidad. No basta con que el experimento funcione una vez y que lo haga sólo una persona.
¿Y si probamos con otros cubos? ¿Y si probamos con el agua fría y caliente? ¿Con más agua, con menos?
Después de hacer tu experimento vas a darte un baño. Pones el tapón, la bañera se empieza a llenar y, cuando vas a coger el bote de gel, le das sin querer a la piedra pómez que había en una esquina. Esta se cae al agua y ¡oh sorpresa! ¡FLOTA! ¡Y es una piedra!
¿Veis como no podemos decir que algo siempre va a ser de una cierta manera con un sólo experimento? Nuestra hipótesis ha sido refutada, no sirve. Las piedras no se hunden porque pesan mucho.
Y este es un experimento súper sencillo, en investigación los experimentos tienen que hacerse siguiendo unas normas, pero ya hablaremos de eso otro día.
Además, cuestan mucho dinero. Esto puede dar lugar a que ciertas personas, queriendo o sin querer, puedan “trucar” sus experimentos para conseguir confirmar sus hipótesis y así recibir financiación.
Por esto es muy importante que los experimentos sean revisados por otras personas que no tengan nada que ver con ellos. Así no tendrán intereses en que el experimento salga bien o falle, serán objetivos porque se fijarán sólo en los datos, en los hechos.
Por eso, los experimentos se publican como artículos científicos (lo que en la tele a veces llaman papers), para que otras personas puedan revisarlos y decir si son válidos o no. Si están bien hechos, si puede haber intereses detrás de los resultados, etc.
Así, sumando muchos experimentos bien hechos y que pueden repetirse para ver si realmente funcionan podemos llegar a la evidencia científica.
Para terminar, habréis escuchado muchas veces eso del “consenso” o “consenso científico”. Esto se consigue cuando muchos científicos expertos en un tema concreto coinciden en algo. Un ejemplo es el cambio climático.
Pero ¡ojo cuidao! La evidencia científica no se queda ahí atascada, la ciencia avanza. Siempre aparecen nuevos experimentos, nuevas herramientas que utilizar… y vamos descubriendo información nueva. La evidencia se actualiza.
A veces puede molestarnos incluso que cambien las recomendaciones que nos dan, por ejemplo, los médicos. ¿Pero no era malo comer huevo y ahora resulta que puedes comerlo todos los días y no pasa nada?
Eso es porque la evidencia de ese momento, con los recursos que tenían, era esa. Pero gracias a que la investigación avanza, con el tiempo la evidencia se actualiza.
Referencias:
https://cebma.org/faq/scientific-evidence/
https://theconversation.com/scientific-evidence-what-is-it-and-how-can-we-trust-it-14716
https://www.um.es/docencia/barzana/DIVULGACION/CIENCIA/Ciencia-y-metodo-cientifico.html
Imágenes:
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