Para estrenar el blog de está web, voy a hablaros de lo que me llevó a querer dedicarme a la divulgación científica, las pseudoterapias.
Las pseudoterapias o terapias pseudocientíficas son prácticas, cosas que tenemos que hacer o tomar, que tienen un supuesto beneficio para la salud, pero que no han demostrado que funcionen.
No tienen evidencia científica, es decir, no se basan en la biología, la química, la física, ni la medicina y no han superado los estudios que tienen que pasar las ramas médicas o los medicamentos.
En el mejor de los casos no nos harán nada más que aliviar algunos síntomas sin importancia, cosa que podemos explicar con el efecto placebo. Esto es, que nos pensamos que nos va a dejar de doler algo, nos convencemos de ello, y deja de dolernos. El sana sana culito de rana de toda la vida.
Una de las estrategias que utilizan las clínicas que ofrecen terapias pseudocientíficas es proponernos que, para empezar a notar mejoría, vayamos a un montón de sesiones. Así se aseguran de que vamos (y pagamos) varias veces. Y estos «tratamientos» no son nada baratos.
Os dejo más información de la palabrería y los trucos que utilizan para que os ayude a identificarlos.
Este tipo de prácticas no sólo nos pueden costar el dinero, si no la salud. Algunas de ellas, como veremos más adelante, pueden provocarnos infecciones, intoxicaciones e incluso problemas más graves.
Además, el mayor peligro de acudir a estas mal llamadas terapias es que muchas veces, las personas que recurren a ellas retrasan o abandonan tratamientos médicos.
Aquí os dejo noticias de personas que padecieron secuelas graves, o incluso fallecieron, por dejar de lado sus tratamientos y acudir a terapias pseudocientíficas, sobre todo en personas con enfermedades crónicas y graves como el cáncer. O simplemente porque querían probar.
Algunas de las pseudoterapias más famosas son la homeopatía, las flores de Bach, la acupuntura, la naturopatía, la medicina tradicional china, la medicina tradicional india o también llamada ayurveda y el reiki.
La homeopatía la inventó Samuel Hahnemann en el siglo dieciocho y la basó en dos conceptos:
- Lo similar cura lo similar. Por ejemplo, si el veneno de un animal te provoca una enfermedad, ese mismo veneno en una cantidad muy pequeña, te cura esa misma enfermedad. ¿No tiene sentido verdad?
- Una sustancia hace más efecto cuanto más la disuelvas en agua.
Los preparados homeopáticos (no, no son medicamentos), se hacen mezclando sustancias que proceden de plantas, minerales o animales en cantidades inmensas de agua. Tan grandes que al final no queda nada de esas sustancias en el producto final. Total, que pagas por tomarte agua. Y si el preparado tiene agua en forma de pastilla, te estás tomando agua con azúcar. ¿Sabíais que también hay preparados homeopáticos para animales?
Con las flores de Bach pasa lo mismo, sólo que las sustancias que se utilizan provienen únicamente de flores de ciertas especies. Éstas se mezclan con agua y brandy y se ponen al sol o se hierven. Supuestamente sirven para aliviar problemas mentales que, según su inventor, son los que causan enfermedades físicas.
Si queréis puedo hablaros más sobre estas dos prácticas, pero en lo que quiero enfocarme hoy es en las terapias que se basan en energías.
Se basa en la teoría del yin y el yang y en creencias como el equilibrio de los 5 elementos. Según las personas que lo practican, en nuestro cuerpo hay una energía vital llamada chi o qi, que lo recorre a través de unos canales llamados meridianos.
Las enfermedades surgen, según ellos, porque esa energía pierde su equilibrio. Para sanar debemos reestablecer ese equilibrio mediante masajes, dieta, infusiones, meditación o acupuntura.
Esta ‘medicina’ no sólo se basa en el pensamiento mágico, sino que puede suponer riesgos como intoxicaciones. Además, algunos remedios utilizan partes de animales salvajes, llevándolos a estar en peligro de extinción.
- La acupuntura trata de reparar la energía vital inyectando agujas en los canales que os mencionaba antes, los meridianos. ¿Dónde están los canales? Pues depende del acupuntor. Cada uno sigue una filosofía o una escuela distinta, así que no se sabe.
Está práctica puede llegar a ser peligrosa. Puede generar infecciones si las agujas no están esterilizadas. No olvidemos que hay enfermedades tan graves como la hepatitis B o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que se transmiten por pincharnos con agujas que han usado otras personas antes.
También pueden llegar a provocar un neumotórax, es decir, pinchar un pulmón y hacer que el aire que contiene salga fuera. Y en el caso de la apipuntura, (acupuntura con abejas), puede provocar reacciones alérgicas en algunos pacientes.
Fue desarrollado en el año 1922 por el budista zen japonés Mikao Usui.
Supuestamente la energía vital viaja por nuestro cuerpo, y si se para enfermamos. El reiki consiste en que la persona que lo práctica transmite energía vital a través de la imposición de manos, o sea, ponernos las manos cerca del cuerpo sin tocarlo, y así nos cura.
Obviamente esto no va a tener un efecto terapéutico en nuestro cuerpo.
Este tipo de masaje, derivado de la reflexología, se basa en la creencia de que ciertas partes de nuestro cuerpo (manos, orejas, pies…), reflejan el estado del resto del cuerpo. Como en la acupuntura, los reflexólogos dicen que poniendo presión en una zona concreta, pueden aliviar el malestar de otro punto del cuerpo o curar ciertos órganos ya que, según ellos, se restauran los canales de energía.
Dependiendo de la parte del cuerpo hay distintos tipos de reflexología:
- Podal: masaje en los pies.
- Palmar: masaje en las manos.
- Nasal: masaje la nariz.
- Acupresión: masaje en las orejas.
Esta «terapia» no tiene sentido porque el pie o la plama de la mano no está conectado con el estómago. O una migraña no se te va a curar porque te toques la oreja. Nuestro cuerpo no funciona así.
Su origen está en libros sagrados, dentro de los cuales se encuentra el libro de la ciencia de la vida o ayur-veda. En este caso también se habla de una energía vital y de un equilibrio entre energías que representan los elementos terrestres. Y la misma historia, si hay un desequilibrio en la energía nos ponemos malos.
Igual que en la medicina tradicional china, se elaboran preparados de plantas, minerales y se medita. Por la misma razón puede ser peligrosa, ya que puede causar intoxicaciones, especialmente con metales pesados como el mercurio o el plomo.
Según esta técnica, creada en EEUU, en nuestro cuerpo tenemos puntos de energía llamados chakras. Estos puntos, como en todas las pseudoterapias que hemos visto antes, pierden su equilibrio, y con ello la energía y el campo magnético de nuestro cuerpo se alteran y enfermamos.
En teoría, cada gema o piedra semipreciosa tiene una función y también tendrá un efecto en el cuerpo dependiendo de donde nos lo coloquen.
Amatista para eliminar toxinas, cuarzo para mejorar la digestión, esmeralda para la oxigenación de las células, topacio para la depresión…
De nuevo, nada de ciencia detrás.
Está pseudoterapia forma parte del movimiento de la Nueva Era, que afirma que las enfermedades aparecen porque el pH de nuestro cuerpo cambia. Es decir, que nuestro cuerpo se vuelve más o menos ácido.
Aviso: Esto no pasa, porque nuestro cuerpo tiene unos mecanismos que hacen que nuestro pH se mantenga estable dentro de un margen. Si se sale de ese margen nos morimos.
Lo que dice esta gente es que si colocamos imanes en varias zonas del cuerpo regulamos el pH, y así eliminamos virus, bacterias, hongos y parásitos. Según ellos estos serían los únicos causantes de las enfermedades.
Otra mentira, hay muchísimas enfermedades que no están causadas por ninguno de ellos. Y sí, si a los bichejos les cambias el pH se mueren,. Algunos, no todos. Pero si lo que estás cambiando es el pH de una persona te la cargas.
Los dispositivos magnéticos, los imanes, que te venden llamándolos ‘terapéuticos’ pueden ir desde pulseras, plantillas, muñequeras y rodilleras, tirantes de espalda y cuello, ¡e incluso almohadas y colchones!.
Os podéis imaginar la cantidad de dinero que sus defensores sacan vendiendo imanes que no sirven para nada.
Estas son sólo unas pocas pseudoterapias, hay muchísimas más.
Si tenéis dudas sobre vuestro tratamiento médico podéis pedir una segunda opinión o cambiar de médico, estáis en vuestro derecho como pacientes. Pero no os dejéis engañar por curanderos o comentarios en redes sociales.
Si os habéis encontrado de cerca con esta situación podéis acudir a estas páginas web a denunciarlo.
Asociación para proteger al enfermo de terapias pseudocientíficas
Observatorio de Pseudociencias de la Organización Médica Colegial de España
Y si habéis dejado un tratamiento que os ha mandado vuestro médico por cambiaros a una de estas terapias pseudocientíficas, pero queréis volver al médico porque veis que no mejoran o incluso os encontráis peor. Por favor, no dudéis en hacerlo por vergüenza, vuestro doctor o doctora no está ahí para juzgaros, si no para ayudaros.
Muchos charlatanes se cuelan en foros de pacientes o grupos de Facebook de personas con enfermedades crónicas (diabetes, cáncer, enfermedades de tiroides, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), fibrosis quística, SIDA…) y en los comentarios anuncian sus terapias, muchas veces presentándose como enfermos que te dicen ‘a mi esto me funcionó, me cambió la vida’… y cosas por el estilo.
Si tenéis alguna no dudéis en escribirme y consultad la información siempre en fuentes oficiales basadas en pruebas científicas.